Creo que el feminismo es un asunto moral, una exigencia de justicia insobornable, y la negativa a hacer el juego del género que se espera de nosotras. En este sentido he sido una feminista desde niña. 

Mi actitud feminista se convirtió en conciencia articulada después de ser madre (no joven) de una niña en 2002, al constatar que lo que para mí era la experiencia más transformadora que yo había vivido, era algo económicamente penalizado, políticamente ignorado y simbólicamente despreciado; y si no se hacía dentro del esquema normativo biparental, directamente acosado.

Oriunda de Bilbao, he vivido en Dublín, Barcelona, Berlín y Madrid. 
He realizado estudios de Bellas Artes, Traducción y Antropología. En 2011, obtuve el máster del Instituto de Investigaciones Feministas de la UCM, y actualmente trabajo en una investigación doctoral en Antropología Social y Cultural en la Universitat Autónoma de Barcelona.

Fue en el contexto de ese máster cuando comencé a profundizar en el rico corpus de la teoría feminista y en sus enfoques diversos en lo relativo a la maternidad, e inicié mi investigación de la situación de las madres. Pronto llegué a la conclusión de que la justicia social era indisociable del reconocimiento de derechos socioeconómicos y estatus político a las madres.

Las madres como sujeto político

Las movilizaciones del 15M (2011) fueron la ocasión para poner mi investigación al servicio de un activismo feminista-maternalista. Presenté informes y propuestas en las asambleas y en los colectivos que de allí surgieron, pero en ese momento, no solo no existía ninguna sensibilidad hacia este tema, sino que la cuestión se percibía como un asunto «conservador».

En enero de 2017 publiqué Maternidad, Igualdad y Fraternidad. Las madres como sujeto político en las sociedades poslaborales, un libro pionero que abrió en España el debate de la maternidad desde una perspectiva feminista.

Algunas de las cuestiones que se planteaban por primera vez fueron:

–una crítica articulada al antimaternalismo en el feminismo
–un análisis socioeconómico del conflicto maternidad/capitalismo
–un análisis del familiarismo como dispositivo de precarización de las maternidades
–la reivindicación de las madres como sujeto político del feminismo.

El título del libro alude a la clásica crítica feminista a la Modernidad: si no tiene en cuenta a las mujeres, es una estafa; pero, además, la referencia a la tríada de los valores modernos señala otras inconsistencias: la supuesta incompatibilidad entre «Maternidad» y «Libertad», el agotamiento de la «Igualdad» como criterio para generar justicia, y la necesaria exigencia de Fraternidad y de Sororidad para que la maternidad deje de ser una condición ontológica devaluada.

El libro tuvo impacto en el feminismo. El debate de la maternidad eclosionó, y las palabras “maternidad» y “madres», antes proscritas, comenzaron a ser más habituales, pero el hecho de que mi crítica no estuviera adscrita a ninguna de las líneas hegemónicas del feminismo -ni al feminismo beauvoiriano, ni al hiperconstructivismo de las izquierdas- explica que, aunque el libro haya sido la fuente (no siempre citada) de mucha de la reflexión posterior sobre el tema, no haya recibido la atención mediática que otros textos derivados sí han recibido. 

En 2018, el parlamento español inició la tramitación de una Ley de Permisos Iguales e Intransferibles. Consciente de los defectos de esa propuesta y de la ausencia de representación de las madres, hice un llamamiento en redes, y en julio de 2018 nos reuníamos en Navarra siete mujeres para redactar los principios de un nuevo colectivo que sería el primero que en España se identificaba como feminista y maternalista. Lo llamé PeTra (Permisos Transferibles), y mi trabajo de investigación constituyó la base argumentativa y el aglutinante del colectivo, que creció muy rápido, confirmando la necesidad, ya planteada en Maternidad, Igualdad y Fraternidad de crear un sujeto político madre. Como presidenta del colectivo me reuní con diputadas de varias formaciones políticas para explicar por qué esa ley no es feminista, pero en marzo de 2019 la ley se aprobó por decreto.

La agenda feminista

Una vez eliminada la motivación urgente que agrupó a muchas mujeres, se produjeron desavenencias en cuanto al proyecto político de PeTra como colectivo feminista. Al encontrarme en franca minoría en la junta que yo misma había creado, tuve que abandonar la formación en mayo de 2020.

Desde 2014 publico en medios digitales y revistas, y desde 2017 imparto conferencias y participo en seminarios. 

Debido a mi interés en la maternidad nunca he dudado de la importancia de la biología y de los cuerpos sexuados como realidad material. Ya en 2011 escribí una crítica a J. Butler que ha sido la base del artículo: “La expulsión de lo libidinal-materno del campo de lo pensable. Una reflexión sobre El género en disputa” (en El Tiempo de la Diferencia Sexual: Perspectivas y Desafíos, 2024). En los años 2020 y 2021 estuve activa en los colectivos Women’s Declaration International España y Confluencia Movimiento Feminista. Actualmente colaboro con CIAMS, organización internacional contra la maternidad sugbrogada. 

Mi reflexión feminista tiene dos vertientes que, en realidad, son indisociables: por un lado, sigo escribiendo sobre el Igualitarismo Laboralista como principal dispositivo socioeconómico de la apropiación patriarcal, y por otro, sigo explorando la devaluación simbólica de lo materno y su genealogía, una línea que es la que guía el proyecto de investigación doctoral en el que actualmente trabajo, en el departamento de Antropología Social y Cultural de la Universitat Autónoma de Barcelona, una tesis teórica que estudia la conceptualización de la maternidad en la Antropología. 

Creo en la necesidad de regenerar el feminismo, siendo fiel a lo mejor de su tradición, y abriendo camino a un nuevo paradigma en el que la diferencia sexual y la capacidad de procrear de las mujeres dejen de ser cuestiones accesorias y pasen a estar en el eje del análisis y de la agenda. Esta es, en mi opinión, la única vía capaz de enfrentarse a las nuevas ofensivas estructurales de la dominación masculinista, cuyo fin es, hoy al igual que hace milenios, el control patriarcal de las maternidades.